viernes, 7 de diciembre de 2012

A MI TÍA MARILUZ



 Se hace muy duro perder a alguien en estas fechas. Todos los días se apagan luces en los corazones de la gente, pero cuando la luz es tan cercana parece que es el mundo entero el que se queda a oscuras.

La luz de mi tía se extinguía poco a poco mientras las calles y comercios se iban llenando de adornos y luces navideñas, recordándonos que no hay nada más despiadado que el tiempo, ese ente cruel que se niega a pararse para que podamos asimilar nuestra pérdida y prepararnos para seguir adelante. Se hace difícil entender que el mundo siga girando a pesar de todo, y estoy segura que para mi tío y sus hijos esa luz, insustituible como su nombre, quedará fundida para siempre. Sin embargo quiero pensar que ella les iluminará allí donde esté, acordándose de los que la queríamos y de los que tanto la necesitaban.

Pero no quiero recordarla con palabras tristes ni con pena. Ha tenido una familia estupenda y espero que se haya reunido con los que más quería.

Desde aquí le mando ese beso que no le pude dar, y con estas letras quiero despedirla y unirme a su recuerdo.

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