RGRIVERO
Susie
ya no podía más.
Los
sueños recurrentes la anulaban el día entero, impidiendo que hiciese una vida
normal. Estaba cansada de recorrer gabinetes de psiquiatría y de contar su vida
a personajes desconocidos que la miraban de manera inexpresiva mientras una
grabadora se interponía entre ellos. Nada anormal, una infancia tranquila, una
adolescencia quizá algo precoz pero sin sobresaltos y un comienzo de madurez
dentro de los parámetros de la normalidad. La salud bien, gracias, no tenía
problemas de amores y su trabajo en la fábrica de juguetes no revestía aparente preocupación. Susie era
sociable a pesar de que había tenido que adaptarse a un país hispano tras vivir
sus diez primeros años en Canadá, y su círculo de amistades, salvo alguna
excepción, no representaba ningún peligro para ella. Sin embargo algo no iba
bien. Periódicamente, el mismo sueño la atormentaba durante toda la noche,
haciéndola sudar y elevando su temperatura corporal hasta el riesgo de la
combustión espontánea. O eso le había dicho un pseudomédico indio al que había
acudido desesperada después de meses consultando a especialistas mentales.
Lógicamente ningún "comecocos" le había hablado de la posibilidad de
quemarse en vida, pero su preocupación se había disparado una noche durante la cual
se levantó ardiendo y fue corriendo a la ducha para observar, aterrada, como el
camisón hecho jirones resbalaba por su cuerpo mientras los chorros de agua de
la ducha se evaporaban instantáneamente al entrar en contacto con su piel.
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