martes, 9 de octubre de 2012

LLUVIA -CAPÍTULO XV-


 
                                                            CAPÍTULO XV

Lucas sale de “Goberna y Asociados” de muy mal humor. Las cosas se estaban complicando de la peor manera posible. “¿Dónde diablos está Vera?”, se pregunta. La posibilidad de que se hubiera enterado de todo planeaba como la sombra de un buitre en medio del desierto. Pero era imposible que escuchase ninguna de las conversaciones que había mantenido con el padre y la hermana de Vera… ¿no?
Pulsó el botón de apertura de su nuevo Audi A8 y éste respondió con un pitido y el encendido de luces. Se sentó en el lujoso asiento de cuero negro del piloto e inmediatamente algo llamó su atención. Un sobre blanco reposaba en el asiento del acompañante, destacando como una bola de nieve en una mina de carbón. Las manos le temblaban cuando lo cogió. No se explicaba como alguien podía haber entrado en su coche, ¿acaso lo había dejado abierto? “Imposible”, se dijo. La nota estaba mecanografiada. Seguramente habían usado una máquina antigua, desde luego no había sido escrita a ordenador. Sintió el vello de su espina dorsal erizarse cuando leyó las siguientes palabras:
“Sé lo que estás planeando. Ella lo sabrá pronto”

La ducha me sentó bien. Estoy sentada en mi viejo sillón desvencijado, con la toalla rodeando mi cuerpo desnudo. Me toco la cabeza, torpemente rapada. No se porqué pero me siento liberada. Me gusta el tacto de mi mano rozando las cerdas de cepillo en que se ha convertido mi cabeza. Puedo palpar la herida cosida en la parte posterior, ya no la noto tan hinchada. Parece que al final no se ha infectado. Buena encarnadura, o buena mano del que me ha cosido…Aun tengo el hilo de sutura, me imagino que tarde o temprano me lo tendrán que sacar. Me miro en el espejo y no me reconozco. Como en la Metamorfosis de Kafka, un nuevo ser ha surgido de mi. Ya no soy la que era. Esta experiencia me está cambiando. Reflexiono sobre mi nuevo yo y mis nuevas circunstancias. El ser humano se adapta. Yo me adaptaré, y sacaré provecho de todo esto.

 
      -          ¿Papá?

-          Rafaela ¿cómo estás?

-          Bueno…

-          ¿Qué pasa, cielo?

-          Papá, Vera…

-          ¿Qué le pasa?

-          Ha desaparecido…

-          ¿Cómo?

-          No se, así de repente…

-          No te entiendo, hija.

-          Papá, Vera… no sabemos dónde está.

-         

-          ¿Papá?

-          ¿Cómo que no sabéis dónde está? ¿Qué coño ha pasado?

-          Hace una semana que ha desaparecido. Salió a correr de madrugada, como siempre, pero no volvió. Lucas ha puesto la denuncia en la policía, pero de momento no se sabe nada. Ni rastro de ella.

-          Rafaela, esto es grave. Justo ahora, que desaparezca…

-          Ya.

-          ¿Se habrá enterado de nuestros planes y ha puesto tierra de por medio?

-          No lo sé. No es que haya tenido mucho contacto con ella últimamente, ya sabes, pero Lucas no me ha comentado nada. Parece ser que la noche antes de desaparecer tuvieron una discusión.

-          También yo discutí con ella, tenía un día muy malo. Intenté convencerla, una vez más, de dividir todo y vender, pero no conseguí nada.

-          Yo le mandé un mail, tal y como quedamos. Mismo resultado.

-          Se trataba de eso ¿no? De agobiarla.

-          Será mejor no hablar de esto por teléfono. La policía anda por medio.

-          Vale. Mañana nos vemos donde siempre.

-          Ok. Chao.

-          Chao.

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