miércoles, 24 de octubre de 2012

SE ACERCA EL DÍA DE DIFUNTOS...


A todos mis seguidores:
Se acerca el día de difuntos, y lejos de que me inunde la pena por acordarme de todos aquellos que ya no están, me entra la euforia por celebrar con buen humor la única cosa común e inevitable en todos los seres vivos: la muerte. En muchas culturas el tránsito a este estado, o no-estado según como se vea, se acepta con alegría porque supone que el finado ya no va a sufrir ni padecer más, sino que disfrutará de una mejor "vida". La falta de un ser querido es algo triste por no poder disfrutar más de su compañía, pero su recuerdo es algo que nada ni nadie puede quitarnos. Es evidente que no se sabe si nos espera algo después de morir, ya que nadie ha vuelto, y es por eso que la literatura está llena de historias más o menos verosímiles sobre lo que puede haber más allá. Además está el hecho de que nos negamos a reconocer que una vez desaparecidos nada queda de nosotros, y en el fondo pensamos que nuestra esencia, aura, energía o como queramos llamarlo, permanece de alguna manera inpregando entre las paredes que nos han cobijado o flotando alrededor de nuestros seres más cercanos. Sea como sea, el mundo de la muerte y lo que le rodea causa una atracción morbosa y es un tema tabú para muchas personas aun hoy en día. Es por eso que la religión es tan necesaria para tratar de dar un significado a una vida que, reconozcámoslo, nadie sabe para qué sirve. Nacemos, vivimos, amamos, odiamos, enfermamos, morimos... nuestra mente está lo suficientemente desarrollada para conocer el concepto de infinito, pero no para entenderlo, y es así que es el que usamos para aplicar a lo que sea que nos espera una vez muertos. Mi opinión personal es que no hay nada esperándonos más allá, pero que toda la energía que desprendemos durante nuestras vidas no puede desaparecer así como así. Quizá la de cada uno en concreto sí lo haga, pero el instinto de supervivencia es tan fuerte que no es posible que la energía que desprendemos para mantenerlo alerta continuamente no deje huella en el resto de los seres vivos.
Por tanto, tratemos de disfrutar de ese morbo, sano en todo momento, que supone la alegría de vivir un rato de miedo en contacto con todo aquello que produce miedo, susto, espanto... soltemos nuestra adrenalina y gocemos de estar vivos para contarlo... de momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario